Existe un largometraje clásico del Hollywood de los 1960 con este nombre. Narra la vida de Jesús de Nazaret. Pero la inspiración de esta homilía no viene de la película sino de la lectura de un libro imprescindible sobre la historia y la influencia del cristianismo que se llama Dominion, del historiador inglés Tom Hollland. No es un libro pequeño, pero la influencia y el legado del cristianismo en la historia de la humanidad no se puede resumir en pocas páginas. Además, está muy bien escrito.
Este domingo los cristianos celebramos el Domingo de Ramos, con el que empieza la Semana Santa. Es un día muy especial porque los creyentes rememoramos – llevando palmas y ramos – la entrada de Jesús en Jerusalén. También es el único día que en la celebración se lee todo el relato de la Pasión de Jesús y, por eso, nos permite una mirada al conjunto de sus últimos días. En unos pocos días se pasa de una entrada triunfal a un ajusticiamiento cruel e injusto. Pero aquí no acaba todo: hay un final sorprendente, del que muy pocos, sin embargo, parecen darse cuenta. Toda una metáfora de la vida y la historia del ser humano que aquí me gustaría abordar. Los discursos de Jesús, las curaciones… fueron muy importantes, pero el cristianismo no nació de ellas, sino de lo que pasó en esta semana como nos recuerda San Pablo en todas sus cartas.
Los cristianos lo tenemos tan escuchado que nos parece normal. Pero la historia parece fantástica: Dios engendra un hijo en una mujer virgen que, cuando crece, hace milagros, es ajusticiado como blasfemo por las autoridades de su pueblo, y acaba resucitando y apareciéndose a algunos de los que le conocieron. Quizás sorprenda saber que este relato se ha convertido en el más influyente del mundo.
Esta influencia no se debe solo a la fuerza del relato, sino a los miles de hombres y mujeres que han cambiado y arriesgado su vida por lo que en él se dice. Otras religiones han durado siglos, han sido y son practicadas por millones de personas, pero ninguna ha generado tantas personas que han decidido arriesgar su vida, yendo solos a cualquier extremo del mundo para anunciar lo que creen; muchos aceptando no tener familia para consagrarse por entero a esta misión; algunos llegando a entregarla.
En mi opinión, lo único del cristianismo reside en la combinación de una historia aparentemente increíble con una afirmación de lo humano de una profundidad y una sutileza tal como ninguna otra religión o movimiento cultural ha sido capaz de expresar. En la encarnación increíble del Dios del cielo se encuentra la afirmación de un horizonte de crecimiento humano casi ilimitado. En los milagros y curaciones de Jesús se revelan las luchas internas de cada corazón humano, y las derrotas que acumulamos a lo largo de los años. En el asesinato legal de un testigo incómodo, el precio que tantos inocentes pagan porque se mantenga el status quo o determinadas posiciones de poder. En la insólita resurrección de un muerto, el grito de vida que nace del corazón de todo ser humano bueno.
Es imposible leer de verdad la vida de Jesús, sus últimos días en Jerusalén, sin conmoverse profundamente. Porque todo esto él ya lo sabía. Cada paso de Jesús en la ciudad sagrada lo daba aceptando el destino que le aguardaba. Y esto, no sólo por sus discípulos y coetáneos, ni solo por sus seguidores actuales y futuros, sino también por sus enemigos, los mismos que ayer y hoy quieren eliminarle.
¿Hay alguna historia más grande?
Preguntas:
1. ¿Qué emociones te produce la lectura detenida de la Pasión?
2. ¿Encuentras en los momentos más increíbles de la vida de Jesús algún mensaje único y especial para ti?, ¿con qué momentos de su vida conectas?
3. ¿Qué partes de su vida siguen siendo hoy relevantes?